La tarde en que me fuiste a despedir.

(Por FERNANDO AVANZINI)

Viendo mi corazón, en aquel muelle,
que el cielo naranja se tornaba,
rogábale en vano al sol,
que por favor se quedara.

Rogábale en vano al sol
pues, irrefrenable, se ocultaba.
Nuestro beso se extinguía,
y nuestro abrazo se estiraba.

Nuestro beso se extinguía,
la vida otra vez nos separaba.
Te extrañé antes de extrañarte,
cual pez que sin agua se quedaba.

Te extrañé antes de extrañarte,
la tarde en en que me fuiste a despedir.
Solo me queda para consolarme,
esperar que un día vuelvas a mi.

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